Tenemos responsabilidades, pero nunca pensamos que en nuestro interior
seguimos siendo niños. Muchos estudios, lo dicen y lo corroboran. Con nuestros
hijos, cuando jugamos a algún juego, y si más aún, es un juego que siempre
hemos deseado y no hemos tenido, no sé quien disfruta más.
Yo de pequeña soñaba con los Reyes Magos, y la casita de Pin y Pon, ja, ja; nunca la tuve, pero este año se la
regalé a mi sobrina, y no sé quién disfruto más, ella o yo, montando el montón
de piezas, incluso mi pareja montaba ventanitas rosas.
No hemos de perder esta sensación, hemos de tener los pies en el suelo, pero
la época en la que fuimos más felices, fue cuando éramos niños, y si tenemos la
suerte de poder disfrutar de algunos de estos momentos, yo lo haría, es un
consejo que os doy.
Puede que alguno me diga, pues no tengo niños, ni sobrinos; también me
recuerda a uno de mis cuentos preferidos tanto para adultos como para
niños: " Los colores Olvidados" de Silvia Guirado, una historia
de una niña, que gracias a un gato negro, este aportará a su vida sin
saberlo una nota de color a un mundo gris y apagado; no lo podemos
comparar con nuestro mundo, pero si un poco con la crisis que nos lleva
azotando varios años, y ha apagado la ilusión de tanta gente, este cuento
repleto de historias intenta devolver un poco de color a la vida de la protagonista,
y de las personas que lo leen; además partes de sus beneficios van destinados a
una asociación.
Y otras veces sin darnos cuenta, ya estamos leyendo un cuento, o varios,
simplemente que el titulo no el de la Caperucita Roja. Anthony de Mello,
escritor fallecido y autor de cuentos cortos para adultos, adolescentes, su
gran obra " El canto del pájaro", un libro de cuentos budistas, Zen,
rusos, chinos, hindúes, Sufi, Antiguos y modernos. Este libro es uno de
mis preferidos, lo dejé a un amigo que vive en China, y no me lo devolvió, así
que lo tuve que volver a comprar, cada uno que busque su moraleja. Es un libro
de moralejas, con el cual podemos aprender mucho.
No nos olvidemos Quien se ha se ha llevado mi queso, a mí me lo hicieron
estudiar en Marketing, otros lo compran por otras razones, la moraleja es que
sirve para todos, y que siempre tenemos que seguir luchando y no dejar de
buscar nuestro final feliz, nuestro queso.